“Luis Morado persiste en dos o tres caminos todos caracterizados por la construcción cuidada y la expresionista que se suman y cruzan en una labor que deviene trenzado consecutivo de las visiones plásticas generadas...La fusión de lo áspero y lo suave, la textura y la mancha abierta, revelan oscilaciones íntimas de la individualidad, y también lo que constituye una permanente insatisfacción con la imagen obtenida, su indagación en cuanto no altere la sensación general proyectada por los grises, que marca el sentido intimista de du lenguaje...”
Manuel López Oliva
“Todos los verbos necesarios para hablar de las obras de Luis Morado confluyen en uno solo: revivir.
Esto que llamamos posibilidad incesante (“el rayo que no cesa”), esto que se genera y regenera en el magma de contradicción, lucha y combustión que llega a ser el arte (el quehacer poético), es el puente sobre el precipicio de lo indecible.
Alguien podría protestar: “¡Esta definición genérica es aplicable a todo artista auténtico!”.
Justamente”.
Alberto Arias
“Un pintor se construye y construye su obra con un saber, lo que apresa, la nostalgia, retazos de imágenes que van formando el núcleo, aquello que no se pierde jamás, el sello de una personalidad que a pesar del oficio, se arma, se quiebra, se desarma y vuelve a unir recomponiéndose con nuevos signos.
Pero ésta, su obra, se va formando también con un “no saber”, éste su inconsciente se hace presente con contenido poético que va a dar trascendencia a su obra, aquello que nos brinda a los contempladores, la posibilidad de resignificar la misma, enriquecerla en definitiva con nuevas imágenes que la van a mantener “viva” en un espacio flotante y abierto, sin cerrazones literarias.
Esto nos sugiere la pintura de Luis Morado, que a pesar de no estar inscripto en ninguna corriente “moderna” le confiere a su quehacer, un profundo contenido contemporáneo”.
Armando Propati
SAAP
Revista Forma en el arte, tercera época Nº 1
